Monumentos
al Desarme: reciclando la violencia por una cultura de paz en
Venezuela
Carlos Ruperto Fermín
Carlos Ruperto Fermín
Todos los
latinoamericanos sabemos que en los Estados
Unidos de Norteamérica, las armas de fuego se compran y se venden
para legalizar los peores genocidios del Mundo, las armas de fuego se
fabrican para que los adolescentes ejecuten sangrientos tiroteos
dentro de sus centros educativos, y las armas de fuego se comparten
para que los criminales blancos y negros, asesinen a los hispanos por el dinero y por la droga.
La exagerada violencia
estadounidense es endiosada a nivel mundial, y el libertinaje de las
leyes del Tío Sam para adquirir libremente armas de fuego, ha
permitido que se origine una carrera armamentista dentro del
insensato colectivo social, por lo que la gente estadounidense es
capaz de matar para vengar los cuernos de adulterio, y también es
capaz de matar para defender el sabor americano del pollo frito de
Kentucky.
Pero a diferencia del
tercermundismo existencial que demuestra los Estados Unidos de
Norteamérica, en nuestra querida República Bolivariana de Venezuela
evolucionamos como verdaderos hijos de Jehová, por lo que NO
endiosamos la pólvora de las armas de fuego, NO endiosamos las balas
capitalistas que fomentan la discriminación racial, y NO comemos la
basura degollada que venden en los mataderos de Kentucky.
Por el contrario, en Venezuela
se viene enfatizando la Cultura del Desarme dentro de la población
bolivariana, para que los venezolanos comprendan que la violencia es
una enfermedad que produce más brotes de violencia, y para
transformar el calibre de los delitos perpetrados con la suciedad de
los revólveres, en una nueva Cultura de Paz para toda la ciudadanía
de la patria venezolana, que necesita adoptar el valor de la
conciencia como el más saludable estilo de vida en el siglo XXI.
Vemos que la construcción de
los “Monumentos al Desarme” en Venezuela, representa una
expresión artística que fomenta el pacifismo y la tolerancia dentro
del territorio venezolano, mediante la reutilización de las armas de fuego cortas y largas, que aunque en el pasado sirvieron para robar y
asesinar el bendito pan de los venezolanos, ahora son fundidas y
recicladas para que el presente resplandezca con una luz de
esperanza, que edifique un futuro de solidaridad y prosperidad para
toda la colectividad criolla.
Gracias al Plan Nacional para el
Desarme establecido en Venezuela, se han incautado y recuperado miles
de armas de fuego, que devienen tanto de los operativos policiales de
seguridad, así como por la entrega voluntaria de las inutilizadas
armas de fuego.
Los residuos metálicos de las
armas de fuego, representan la materia prima necesaria para construir
los Monumentos al Desarme, que se convierten en una innovadora y bella muestra de arte popular en los espacios públicos venezolanos, utilizando la figura de la paloma y la figura del corazón para
simbolizar la paz y el amor.
Hasta el mes de febrero del año
2019, se han develado los Monumentos al Desarme en Caracas, Vargas,
Zulia, Portuguesa y Anzoátegui, siendo los estados venezolanos donde
se han destruido y reutilizado más de 3500 armas de fuego para lograr
construirlos.
La meta revolucionaria en un
futuro cercano, es lograr que todas las ciudades de Venezuela exhiban
un Monumento al Desarme, dejando a un lado las clásicas enemistades
gubernamentales que nos separan, y priorizando las manifestaciones
culturales que unifican el amor al prójimo.
Pero nos preguntamos: ¿Vale la
pena fomentar la cultura de paz en una Venezuela llena de la cultura
de guerra?
Para nadie es un secreto que los
actuales brotes de violencia en Venezuela, han sido generados por
culpa de la irracionalidad política de la oposición venezolana, que
utiliza el poderío de sus famosos medios de comunicación privados
nacionales y extranjeros, para desinformar a la población venezolana
y generar nerviosismo en los individuos, valiéndose de una crisis
económica que es rentabilizada durante las 24 horas del día, para
perjudicar la salud mental de la gente y maximizar la violencia
dentro del país.
Las marchas pacíficas que
acabaron teñidas de sangre, la tala indiscriminada de árboles para
obstaculizar las calles, el vandalismo que se observa en las colas de
los supermercados, la obsesión compulsiva por viajar y abandonar
Venezuela, la decapitación y quema de estatuas en plazas, son brotes
de violencia que nacieron por la guerra comunicacional impuesta por
los medios privados venezolanos, los cuales utilizan las redes
sociales para producir subversión, ansiedad y desesperación
colectiva.
Resulta difícil creer que un
monumento al desarme pueda revertir la inconciencia ciudadana en
Venezuela, pero resulta más fácil seguir usando el plomo de las
pistolas y de las escopetas, para agudizar una problemática social
que no se puede resolver en el frío de una morgue, que no se puede
resolver en las páginas del obituario, y que no se puede resolver en
el ataúd de un cementerio.
Ver a un niño jugar y sonreír
gracias a un monumento al desarme, es una lágrima de la cárcel que
se convierte en divina justicia, porque no queremos observar más
cadáveres llenos de furiosa impunidad.
Pero si seguimos endiosando los
cartuchos y proyectiles de una guerra sin cuartel en Venezuela, pues
seguiremos cavando los profundos hoyos de nuestras tumbas.
Recordemos que mientras Estados
Unidos es una sucia fábrica capitalista de asesinos en serie, en
Venezuela fabricamos una serie de casas socialistas con la Gran
Misión Vivienda, y así como las armas de fuego son destruidas y
recicladas para construir los Monumentos al Desarme, también son
fundidas en las siderúrgicas venezolanas para transformarlas en las
cabillas, que fortificarán el corazón ferroso de los nuevos hogares
construidos en Venezuela.
Sabemos que aproximadamente 500.000 armas de fuego, se han destruido en Venezuela hasta finales del año 2018, por lo que hay suficientes manos de amor en el horizonte revolucionario, para construir más viviendas socialistas, más monumentos de paz, y más alas que volarán en santa libertad.
Sabemos que aproximadamente 500.000 armas de fuego, se han destruido en Venezuela hasta finales del año 2018, por lo que hay suficientes manos de amor en el horizonte revolucionario, para construir más viviendas socialistas, más monumentos de paz, y más alas que volarán en santa libertad.
Desde nuestro cibermedio
Ekologia.com.ve reconocemos el esfuerzo venezolano, para desarrollar
obras artísticas y para levantar techos ecológicos, que
convierten la violencia de las perversas armas de fuego, en rutas de
progreso, pacifismo y sanidad.
Sin embargo, los medios de
comunicación públicos venezolanos, también deben difundir
masivamente las informaciones sobre los Monumentos al Desarme, porque
si soslayan las noticias culturales dentro de sus politizadas agendas
informativas, pues la revolución socialista venezolana seguirá
siendo satanizada por la prensa internacional.
Fue casi imposible saber que en
el estado Portuguesa, se había inaugurado oficialmente un nuevo
Monumento al Desarme, lo cual demuestra la debilidad comunicacional
de los medios públicos venezolanos, pues utilizando los motores de
búsqueda en la Web no encontramos ningún texto periodístico
digital (reportaje, artículo, reseña), que se hubiera redactado
exclusivamente para informar sobre el Monumento al Desarme en
Portuguesa, salvo por unos miserables tuits que casi nadie retuiteó
en Twitter.
Vemos que los medios públicos
venezolanos no aprovechan el ciberespacio, para expandir con rapidez
los logros socialistas en la Web.
Por tal motivo, hoy presentamos
un nuevo blog dedicado exclusivamente a los Monumentos al Desarme en
Venezuela, para que los internautas puedan informarse y encontrar
fotografías de todos los monumentos inaugurados. Si usted quiere
visitar el blog venezolano, aquí le presentamos el hipervínculo:
Ojalá que el arte popular de los Monumentos al
Desarme, sea bien recibido por toda la sociedad venezolana, para nunca más presionar el gatillo de la violencia, y para siempre romper las cadenas del odio en Venezuela.
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